Contradicciones del Yoga en Occidente. Ramiro Calle
Muy acertada la reflexión del Prof. Ramiro Calle de la que doy reflejo
ABISMO DE CONTRADICCIONES EN EL YOGA DE HOY EN DÍA
Resulta que el yoga representa y facilita el desapego , y muchos se sirven del mismo para apegarse, envanecerse, afirmar el ego, competir y rendir culto al cuerpo. Sucede que el yoga se manifestó como una vía de autodesarrollo espiritual y evolución de la consciencia y muchos lo convierten en un simple ejercicio para adelgazar, desarrollar la musculatura o poder epatar a los demás con su flexibilidad y capacidad contorsionista. Sobrevino el yoga para mentalidades independientes y librepensadoras, más allá de etiquetas, rótulos, ensasillamientos o instituciones pretrificacadas, reglamentos y regulaciones asfixiantes, y he aquí que un puñado de desaprensivos (y que siguen sus propios intereses egoístas y personalistas) se erigen en pontifices y dictan lo que hay que hacer o no hacer, tratan de encapsularlo y «reglarlo». Nos es dado el yoga no para acumular títulos ni diplomas o certificados, sino para abrirnos una senda directa hacia la Sabiduría, y sin embargo se ha creado la ficticia necesidad de que hay que tener un título o certificación, lo que es una argucia más de esta babélica sociedad atrozmente consumista. Nadie medianamente sensato se puede imaginar que Buda, Jesús, Tilopa, Lao-tsé, Mahavira, Shankaracharya, Goratnath, Matyendrananath, Ramakrishna o Ramana neccesitaran un título o certificado, pues nada garantiza que eso convierta a un profesor en sabio, humilde, humano, diestro en la enseñanza y con reales conmocimientos. Nació el yoga al márgen de las instituciones, los reglamentos, las organizaciones espirituales, y ahora los hay que quieren institucionalizarlo y así robarle su verdadera esencia y espíritu. Se nos entregó el yoga para tranquilizarnos, sedar el sistema nervioso, pacificar las emociones, esclarecer la mente y poder conectar con lo que está más allá del cuerpo, y muchos han inventado «yogas» para agitar, competir, exhibir la elasticidad, sudar a chorros, estresarse, robustecer el ego y dar la espalda a la genuina Enseñanza. No está de más puntalizar de nuevo qué no es yoga y qué es yoga. A todos nos puede servir de inspirador recordatorio.
El yoga no es dogma, religión, secta culto, hinduismo, gimnasia, deporte, politquería, contorsionismo, afirmación narcisista, aferramiento a ideas, pseudomística, vestimentas anaranjadas, recitación vacía de mantras o distanciamiento egóico de los demás por considerarles espiritualmente menos desarrollados.
El yoga es una senda espiritual y de evolución de la consciencia, con métodos específicos para ello; la primera psicología del mundo y el precursor de la ciencia psicosomática; en el yoga hay mística, filosofía, metafísica, medicina natural, pero es sobre todo métodos que cada uno debe experimentar por sí mismo, pues no se mueve por creencias sino por experiencias; es una actitud vital o técnica de vida, que combina el cultivo de la lucidez y el de la compasión. Trata de ofrecernos instrucciones y procedimientos para realmente humanizarnos.
Si alguien tiene tendencia a simplificar el yoga hasta lo casi caricaturesco o incluso esperpéntico, que le eche un vistado a la obra «Yoga, inmortalidad y libertad» de Mircea Eliade para que constate hasta qué punto esta milenia disciplina llega a ser inabordable y se convirtiió en el eje espiritual no solo de la India sino de todo Oriente y parte de las enseñanzas místicas de Occidente. Entonces uno tiene que humildarse, pues como señalo en mi novela EL FAQUIR, somos aprendices y el deber de todo aprendiz es seguir aprendiendo.
Ramiro Calle